«El machismo mata».
Esta frase salió hace poco en una conversación en la que yo participé y obtuvo su respuesta inmediata en la que se indicaba que no mata el machismo, matan las personas, personas que no podemos considerar dentro de la norma, que tienen algún tipo de problema mental…
Pero, ¿es todo lo que se sale de la norma igual? Cierto que no es que, de forma directa, se eduque a los niños para que, de mayores, sean asesinos; cierto que no está socialmente permitido, de nuevo, de forma directa, que se pueda matar impunemente a tu pareja (sea hombre o mujer); cierto que la salud mental nos impediría llegar, a la mayoría, a esos extremos… pero hablamos de extremos, no de excepciones.
La salud mental se define en base a constructos sociales, y también lo que se salga de ella puede estar condicionado por las mismas normas. Por ejemplo, al hablar de fobias, una muy común y de la que se habla bastante en los últimos tiempos, es la nomofobia (el miedo irracional a salir sin el teléfono móvil). Si no estuviéramos habituados a unas nuevas formas de relación, basadas en las redes sociales, a estar conectados, ¿existiría ese miedo a la desconexión? Si no se considerase socialmente aceptable el tener el móvil en la mano mientras estamos tomando un café con los amigos, ¿existiría esa sensación de ausencia de algo importante ante las manos vacías?… Si no existiese el machismo, ¿habría maridos matando a «sus mujeres»? No. O no en la misma cantidad, al menos.
Llamadme exagerado a mí también si queréis, pero el mismo uso de la expresión «marido y mujer» me parece un síntoma de aquello que, llevado al extremo, llega a haber causado la muerte de, según he leido hoy, ya 48 mujeres este año a manos de sus parejas. Según esa terminología, tomada en su literalidad, el hombre, al casarse, adquiere una nueva circunstancia, para la que precisa una nueva palabra: es de «su mujer» en cuanto que es «marido», y deja de serlo en el resto de aspectos que conforman su vida. La mujer, al casarse, es mujer, adquiere esencia y es considerada, desde el momento del matrimonio, propiedad total de otra persona. Una literalidad exagerada, sí, pero no puede haber exageración si no se sigue la misma dirección de la norma.
Tratamos muchas veces la violencia contra las mujeres como una excepción, que no resulta preocupante como tendencia, sino sólo en los casos en que se da. Pero una excepción, de esas que confirman la regla en vez de hacer que la misma regla pueda ser considerada un problema, es aquella que se sale de la norma en sentido contrario. Y si esto fuese así, quizás sería cierto, quizás el problema estaría en esos casos en sí, y la solución exclusivamente en las medidas legales que se tomasen ante ello, no podría considerarse un problema social que precisase de medidas más extensibles al conjunto de la sociedad, más generales, como la educación. Pero la violencia sexista sigue una norma sexista, en sentido exagerado, como la visión que de esa norma tiene una minoría, pero creada a partir de ella, no en su contra.
He llegado a leer ese dato (el de las 48 mujeres asesinadas) al ser etiquetado como feminista al que podría interesarle. Sí, me interesa, y agradezco que se comparta conmigo toda información relacionada, aunque me había propuesto no escribir sobre el tema, no tomar como mia esa palabra: «feminista». Cuando voy a una manifestación del orgullo gay (entendido este orgullo no como reivindicación de un mérito, que no lo hay, sino como expresión de la necesidad de no permitir que nadie te haga sentir, por el contrario, avergonzado), por ejemplo, puedo agradecer, e incluso admirar (por lo desinteresado que hay en ello) la presencia de heterosexuales, pero a ellos no se les ha impuesto esa vergüenza ni, por tanto, reivindican para sí ese orgullo. De la misma forma, aunque yo defiendo la igualdad de sexos, al hablar del daño que hace el machismo, siento que lo hago desde la distancia, en tercera persona, y prefiero dar voz a la primera (a las mujeres). En ese sentido, estoy a la espera de compartir con vosotros una colaboración que, estoy seguro, os parecerá interesante (a mí sé que sí) sobre el tema, pero he sentido la necesidad de hacer esta aclaración sobre excepciones y extremos.
Porque, aunque minoritario, éste es un problema social, no personal. No podemos quedarnos en el hecho de que la mayoría de los hombres no lleguemos a matar a nadie. Ni, mucho menos, llegar al absurdo de culpar a esas 48 mujeres por su «mal gusto». No es tan fácil detectar el maltrato cuando parte de la norma. Si estuviese mal visto socialmente sacar el móvil por la calle (salvo que suene), sería muy fácil detectar en alguien síntomas de nomofobia, pero ¿en qué punto pasa a ser exagerado? No hay tanta diferencia entre lo que dicta la sociedad como normal y lo que interpreta esa norma con tal ahínco que se excede… Por eso, sí, el machismo mata.
martes, 09 septiembre 2014 at
Hola Andrés,
Genial que hayas escrito este post, twitter se quedar corto para la mayoría de las cosas y así puedo aclarar un poco más lo que pienso, además de comentar el post que es lo importante.
Mi crítica a la frase «el machismo mata» es, sobre todo, por no simplificar la causa del problema de la violencia de género y su peor consecuencia: decenas de mujeres que son asesinadas cada año a manos de su pareja en España.
Porque todo lo que se simplifica hace que sea más difícil de combatir. Yo sería el primero que si pensara que diciendo «el machismo mata» el problema se solucionaba lo diría, pagaría por difundir el mensaje, pero está claro que no es así, y me explico.
Empiezas diciendo que algunos podemos decir que no es machismo, o no sólo machismo, que los asesinos pueden tener algún tipo de enfermedad mental. Pues tampoco creo que sea eso, ni sólo eso. Está claro que como en todo es una unión desgraciada de factores donde por supuesto, el machismo tiene su sitio, pero no creo que sea la única causa.
Todo esto lo decía sin saber nada de estadísticas, pura intuición, lo admito. Pero acabo de leer un informe donde se indica que por ejemplo en los países nórdicos la tasa de asesinatos de mujeres por parte de hombres (y en concreto en uno de los informes, en el ámbito del hogar) es 3 y 4 veces superior en los países nórdicos que en España. Pag. 39 de este PDF:
http://www.observatorioviolencia.org/upload_images/File/DOC1180979429_II%20Informe%20Internacional.pdf
Sin llegar a una conclusión exacta en el informe se apunta al consumo en exceso de alcohol y otras sustancias como la causa de esos niveles tan grandes en esos países. España es por tradición, desgraciadamente, un país bastante más machista que los que aparecen por encima en la lista así que, casi por pura lógica, tenemos que descartar el “machismo” como la única y principal causa. Ojo que en el mismo informe habla del machismo y de la educación sexual como un factor importante, pero insisto, ni el único ni el más importante.
De ahí mi crítica a la frase. Después de leer el informe quizás sería más adecuado decir “El alcoholismo mata”, en relación a los crímenes de género, pero entonces.. ¿No nos estaríamos dejando fuera el machismo?
Lo que quise decir el otro día, y aprovecho para escribir aquí con quizás más claridad, es que al decir “el machismo mata” dejamos de lado otros factores que podrían ayudar a reducir (y ojalá que erradicar) los asesinatos de mujeres por parte de hombres.
Siempre insisto en la educación, y esta tiene que ir en varias direcciones. La primera, estoy de acuerdo, en intentar mitigar el machismo de nuestra sociedad, que no sólo hace que mueran más mujeres, si no que les afecta en todos los ámbitos de sus vidas. Luego tendríamos que educar en el tema de las drogas, para mí una de las grandes lacras de nuestra sociedad. Una persona deja de serlo , en muchos aspectos, bajo la influencia de las drogas, y hablo de todas, desde las duras hasta las blandas y con especial incidencia sobre el alcohol y la cocaína.
Todos tendríamos que estar más educados para ser menos envidiosos (un importante factor en muchos asesinatos de todo tipo), en poder soportar mejor la frustración, etc etc etc…
No soy especialista en ningún de estos campos así que simplemente hablo en general. Espero que los profesionales de la psicología, pedagogía, etc, lo estén haciendo ya.
Lo importante al fin y al cabo es que todos estamos de acuerdo en que hay que erradicar esta lacra que es la violencia de género. Discutir sobre una frase no lo es tanto, pero si así reflexionamos sobre el tema para concienciarnos más, bienvenido sea.
martes, 09 septiembre 2014 at
Si tu hija te pregunta por un tema y después te dice que no ha entendido un punto, ¿le explicas todo de nuevo o sólo ese punto? Con la sociedad es igual (bueno, igual no, estoy seguro de que tu hija aprende muchísimo más rápido). Si tú dices que las drogas matan, probablemente algunas personas (sobre todo quienes las consuman) pensarán que no siempre… y probablemente se guarden ese pensamiento para sí, porque lo cierto es que la idea de que las drogas matan está aceptada por la sociedad (entendiéndose que «la sociedad» no es lo mismo que cada uno de los individuos que viven en ella). Por supuesto que es la parte de un todo (hay muchos más machistas que asesinos, así que resulta obvio que algo más debe haber), pero es justamente la parte que tiende a negarse, el punto que no se entiende y que, por tanto, es necesario explicar con más empeño. No pretendo negar la existencia de esos factores (que sí se tienen en cuenta educativamente, sobre todo el de las drogas) pero parece que éste es el factor al que más difícil parece renunciar… Como dices al final, la cuestión también es provocar que pensemos en ello :)
martes, 09 septiembre 2014 at
Es complejo, realmente. Uno ES. Indistintamente de como te defina el otro…o uno ES, tambien, por como te defina el otro?
Me explico? Para mi, no tiene el mismo peso que yo, como mujer, me refiera a ti como feminista, a que te definas tu mismo como feminista.
Un saludo :)
martes, 09 septiembre 2014 at
Bueno, en realidad, lo de definirme o no como feminista puede depender de quién lo diga, porque no se trata tanto de qué se considera que sea yo, sino de qué considere cada uno que es el feminismo. En twitter, me comentaban antes que mejor que machismo y feminismo debería hablarse de humanismo. Como le he respondido, cada uno que elija la palabra que le encaja (sin tener que imponérsela al movimiento), pero, en verdad, no me gusta la idea por varias razones: la primera, y más obvia, es que utilizar para nombrar al feminismo una palabra que ya tiene otro sentido (el de un movimiento intelectual renacentista), anula su sentido propio, pero también es porque veo la necesidad de que el movimiento feminista sea femenino, que pueda ser apoyado por hombres (yo lo hago), pero que le pertenezca a las mujeres, porque, desde el significado que le doy yo al feminismo, este movimiento es, de base, una defensa de la igualdad, pero también una reivindicación de visibilidad: no sólo se trata de defender los derechos de las mujeres hasta que sean iguales que los de los hombres, sino también de dejar que las mujeres sean las que defiendan, por sí mismas y no como concesión otorgada por hombres que se apiaden de ellas, esos derechos. Por eso, puedo decir que apoyo el feminismo pero no termino de querer llamarme feminista, pues sentiría que estoy intentando usurpar un papel que ellas tienen derecho a defender como suyo. Pero si tu concepto del feminismo (uno de los lios que tiene la gente con estos temas nace del empeño, sobre todo de los medios, de hablar de un único feminismo, homogéneo, cuando no lo es, ni tiene que serlo, pues si se trata de hacer escuchar la voz de las mujeres, se hace necesario escucharlas a todas) es diferente y te encaja que yo esté incluido en él, no me importa que tú me incluyas.