Buenas. Me llamo Cristina y tengo una teoría. He de decir que ni soy psicóloga, ni socióloga ni nada, simplemente soy una persona que observa y aprende de las conductas propias y ajenas.

A lo largo de mi vida, he aprendido muchas cosas y ello me ha servido para llegar a una conclusión, o para que en mi (puede que) retorcida mente estallen a la vez varias opiniones que, en conjunto, forman una teoría sobre la condición humana.

Mi teoría es que el ser humano es malo por naturaleza: nace y se muere malo. Y vosotros podréis pensar que sois muy buena gente, que nunca habéis hecho nada malo a nadie (al menos queriendo), que tenéis unos amigos super buenos, etc. pero no os lo creáis tanto. Todos somos malos, la cuestión es que desde pequeños nos enseñan que hay que ser buenos, que tenemos que ser buenos y agradecidos con los demás, con los conocidos, con los desconocidos, con los mayores y demás. Y no os confundáis, no hablo de ser educado ni nada, hablo de ser malo con alguien o no, hablo de la maldad, de hacer daño a alguien a sabiendas de que a esa persona le van a herir tus palabras o tus acciones. Digo que nacemos malos, porque si vosotros mismos os remontáis a vuestra infancia… ¿no son los niños pequeños de lo más cruel que hay?, ¿no se metían con vosotros en el colegio o en el instituto, etc?. Me podréis decir que «son cosas de críos», que «no son conscientes» y yo os digo que vale, quizás no sepan con exactitud lo que hacen, pero saben que hacen daño porque un niño es un niño pero no es un cacho de carne con ojos sin cerebro, a un crío de 8-10 años vale que no le vamos a decir que nos haga la renta, ni vamos a hablar con ellos sobre Platón o Aristóteles, pero ya son mayorcitos como para distinguir el bien del mal, como para ver que su compañero está llorando porque le han escupido o insultado o pegado, tema aparte es que no sean lo suficientemente responsables y maduros como para entender ciertos sentimientos, pero hasta cierto punto, entienden perfectamente que lo que hacen es malo y se la suda y lo que es peor, a sus padres también se la suda y les llegan a defender ante profesores, directores de colegios o quien sea.

Y no, no porque tú tengas un hijo tienes que defenderlo a muerte. Si ha hecho algo mal, que asuma las consecuencias.

Ya de adolescentes (y no tan adolescentes), no me diréis que somos unos angelitos… tíos que se lían con las novias de sus amigos, que se aprovechan de amigas (y no penséis que los tíos solo se puedan aprovechar de una tía de forma sexual, que no), tías que vejan a otras personas porque, pues bueno, vete a saber, una que le miró mal y otro que tiene sobrepeso, aunque en realidad todo sea porque ella no quiere permitirse el comer de todo por el qué dirán o porque vió a una chavala a la que le quedaba un vestido mejor que a ella. Quizás todo sea cuestión de educación y no de genética, porque si os dáis cuenta de algo es que nunca llegamos a hacer lo que REALMENTE queremos hacer, nunca decimos cosas TAN claras como las que nos gustaría, etc. Nos escudamos en todo: que si hay que ser educado, que si no voy a hacer esto porque seguro que tal o Fulanito o Menganita va a pensar que no sé qué, etc.

Como ya os digo, es algo que he ido observando a lo largo de mi vida, una teoría, que no una afirmación rotunda, que conste, y esto no viene de si yo estoy resentida con tal o cual o si a mí me ha pasado no sé qué mierda.

Haced un ejercicio de reflexión y pensad en algunas (muchas, seguro) de las veces que os hubiese gustado vengaros de alguien, de haber dicho un «gilipollas» o un «vete a la mierda» en vez de regalar una sonrisa desdeñosa, y espero que seáis sinceros con vosotros mismos y veáis que la maldad está en vosotros y que no hacéis tal o cual cosa porque muchas de ellas están mal vistas por la sociedad (por ejemplo: la sinceridad te crea enemigos, la hipocresía no), o porque nos han inculcado tanto la idea de la bondad que tememos lo que pasaría si actuáramos con maldad, y no hablo sólo de consecuencias materiales, sino de consecuencias morales. Muchos de vosotros no aguantaríais hacer algo malo porque el arrepentimiento os carcomería las entrañas, simplemente por el sentimiento de culpa. Aunque seguro que, más de una vez, habéis hecho alguna putadilla que otra y la primera sensación ha sido la de placer.

Yo no digo que yo haga cosas malas, que no las hago, pero tampoco voy de bellísima persona, porque el mal se lo he deseado a más de uno, igual que más de uno me lo ha deseado a mí, y así es la vida y será siempre. Y aquí me despido de vosotros con este brevísimo texto. Espero haber explicado bien mi teoría y que os hayáis enterado de lo que quiero decir con «por naturaleza», siempre estoy dispuesta a explicar lo que sea necesario o a discutir, en plan sano, lo que haga falta.

Y ahora podéis seguir con vuestras vidas.