Las chicas lo pueden todo…. al menos eso digo yo siempre, pero no es verdad.

No porque no pueda, sino porque en el fondo el ser humano es un invento defectuoso. Entre las miles de taras están la de odiar la soledad como si fuera una maldición, la de huir de la oscuridad como si fuera una trampa mortal, vivir batallas épicas como la de 300 con una cucaracha, tener miedo por todo… incluso por las cosas mas inverosímiles… como la Hipopotomonstrosesquipedaliofobia o, lo que es lo mismo, miedo a las palabras muy largas (si la has leído, o al menos intentado y te has meado en las bragas… ¡lo tienes!).

El caso es que estamos mal hechos.

Miles y miles de defectos que nos hacen bichos raros, incompletos e incomprendidos…. aunque la realidad es que eso mismo es lo que nos hace humanos: Nuestras rarezas.

Podría expresar mi odio, que no mi fobia, a la manía que tiene todo el mundo de generalizar y de proclamar dichos populares como hechos demostrados científicamente, pero la realidad es que estoy totalmente de acuerdo con algunos. Puede, y solo digo puede, por si están los hombres de negro revisando el blog, que las mujeres seamos de Venus, al fin y al cabo somos tan distintas que parecemos de una raza aparte. Pero ¿no es eso, precisamente, lo que en el fondo nos hace criaturas tan excepcionales?

A simple vista, si un científico nunca hubiese visto ninguna mujer en la tierra y la metiera en un laboratorio a estudiarla, pensaría que tenemos dos cerebros: uno racional y lógico y otro que nos hace pensar todo lo contrario, paranoico y en cierta forma, mega fantástico. Podemos ser las mayores escépticas de la tierra y luego creer en unos putos unicornios rosa voladores. Tenemos un corazón muy grande, que arde tanto que a veces nos vuelve locas de amor, pero también tenemos otro pequeñito, que se congela y nos deja tan frías que ni siquiera nosotras mismas nos reconocemos…

Y sí, somos chicas duras, que lo pueden todo, que aguantan todo, que se creen invencibles, pero esperamos como niñas pequeñas a que nuestro chico vuelva y nos ayude, tan solo porque sabemos que es nuestro chico y que es fuerte, cazador de cucarachas y valiente explorador de la cocina cuando hay un ruido, porque con nuestros chicos nos sentimos a salvo.

No es que no podamos hacerlo sin ellos, ¡es que no nos da la real gana! Porque nos sentimos felices y completas y porque la cruda realidad es que en esta vida lo vamos a tener que hacer casi todo nosotros solitos y a veces, solo a veces, necesitamos sentir, que ese alguien especial que nos llena y nos completa, estará con nosotras el resto de nuestra vida.

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