La rubia me tomó el pelo desde el principio.

En el centro hacían diversas actividades, entre las que estaba la participación en las terapias de otros usuarios con problemas diferentes a los tuyos. Yo nunca había tenido problemas con las drogas (dado que se entiende que meterse una raya por diversión es un problema con las drogas, pero tomarse un bote entero de barbitúricos con una botella de José Cuervo es otra cosa diferente), así que me pusieron con los yonkis.

Llegué allí y vino hacia mí una chica alegre (bueno, alegre no, pesada), identificándose como una voluntaria responsable de coordinar a las chicas que, como yo, iban a ayudar en el programa. Me estuvo mandando de aquí para allá durante una horrible hora hasta que llegó el verdadero responsable para cortar la estúpida broma.

Pero aun así nos hicimos amigas. Supongo que porque yo estaba muy harta de que me hiciesen preguntas constantemente y ella era demasiado parlanchina y egocéntrica como para esperar ninguna respuesta. Si no tiene nada nuevo que contarte, te cuenta la misma anécdota 7 veces. Entró en el centro por un trastorno de alimentación, pero lo único que le pasaba es que no podía hablar con la boca llena y tenía que elegir (aunque creo que también tuvo un problema, que no se percibe actualmente en su aspecto físico, de vigorexia, imagino que por la necesidad de descargar su exceso de adrenalina, durante el cual llegó a ser campeona de levantamiento de barra…. sigue practicándolo a su manera…).

No sólo habla mucho y se repite, también te echa muchas broncas absurdas. Es la típica (bueno, no, típica no es) que queda con una amiga en el centro a las 00:00, te llama a las 00:15 para decírtelo y pedirte que llames a esa amiga suya, a la que tú tampoco conoces mucho y de la que en realidad ni siquiera tienes el número, para hacerle compañía (o de canguro, mejor dicho). Le dices que estás ocupada y que, si eso, luego la llamas (¿a que todos entendéis perfectamente la expresión «si eso»?). Te llama a la 01:00 para preguntarte si la has llamado, que ella ya llega. Le dices que no, se enfada y te cuelga. Te llama, de nuevo, a las 05:00 para decirte que está en el centro, borracha, pero con otra amiga, dado que ha pasado de la primera (ni la ha llamado, aunque ella sí tenga su número) y te vuelve a preguntar si la has llamado tú. Al decirle que no, se pone dramática, te llama mala amiga, te pregunta por qué no eres capaz de hacerle un simple favor y te echa en cara lo mal que lo habrá pasado la pobrecita chica plantada… como si la hubiese plantado yo…

Es básicamente una chica cocodrilo, que pega el mordisco y luego disimula. Bueno, disimula, te echa las culpas, se lo cree, se hace la víctima y lo peor es que hasta te acaba convenciendo a ti… En resumen: Mi mejor amiga.