No voy a escribir sobre una forma sana de darse placer (intelectual), descubriendo los secretos que, incluso a ti mismo, aún te oculta tu propio cuerpo tu propia mente. No. Este artículo trata sobre una actitud un tanto menos sana. Tampoco me refiero a obsesionarse con un tema, dándole demasiadas vueltas, ni a un pensamiento demasiado rebuscado, ni nada de lo que pueda entrar en lo que algunos llaman «paja mental». [...]