Víctor tardó en darse cuenta de dónde había dejado su móvil. No tenía demasiadas ganas de volver a la casa de la madura mujer con la que había pasado la noche. Y seguía pensando en esa conversación que había tenido con su madre, y en eso a lo que se refirió por lo que Víctor nunca lloró: el no haber casi conocido a su padre, que murió poco después de que él naciese.