Hoy he visto en twitter una historia de esas que sólo puedo definir como tragicómicas, por lo ridículamente triste del asunto.
Supongo que habréis escuchado la historia del profesor gallego (Luciano Méndez) que dijo en su clase de la universidad que le distraía «el ruido de los bolígrafos y el escote de María» y la posterior protesta, en la que 8 alumnas y un alumno de un máster sobre igualdad, escribieron mensajes reivindicativos en sus pechos descamisados, conscientes de que, como él mismo indicaba, ese era el mejor soporte para captar su atención (más información, por ejemplo, en eldiario.es).